jueves, septiembre 01, 2011

¡TRES COSAS QUE HAY QUE HACER!


En medio de la prueba, Dios le
dijo a Israel que hicieran tres cosas: “No temáis. Estad firmes. Ved la
salvación de Jehová” Su llamado para Israel fue, “Voy a pelear por ustedes.
Simplemente manténganse quietos. Estén callados y déjenlo todo en mis manos.
Ahora mismo, estoy haciendo un trabajo en lo sobrenatural. Todo está bajo mi
control. Así que no entren en pánico. Confíen que estoy peleando contra el
diablo. Esta batalla no es de ustedes” (ver Éxodo 14:13-14).

Pronto el atardecer cayó sobre el
campamento. Este era el comienzo de la noche tormentosa y oscura de Israel. Pero
también era el comienzo del trabajo sobrenatural de Dios. Él envió un ángel
protector impresionante para que se colocara entre su pueblo y el enemigo. Yo
creo que Dios todavía envía ángeles protectores para acampar alrededor de
aquellos que lo aman y le temen (ver Salmo 34:7).

El Señor también movió la nube
sobrenatural que le había dado a Israel para guía. La nube súbitamente se cambió
del frente del campamento de Israel a la retaguardia y surgió como una pared
negra oscura ante los Egipcios. Al otro lado, la nube proveyó una luz
sobrenatural, dándole a los Israelitas una visibilidad clara toda la noche (ver
Éxodo 14:20).

Aunque el ejército del Faraón
estaba en una oscuridad total, ellos todavía podían alzar sus voces. Y toda la
noche ellos lanzaban amenazas y mentiras. Este aluvión de mentiras sacudió el
campamento de Israel aquella noche oscura. Pero no importaba cuánto gritaba el
enemigo sus amenazas. Un ángel montaba guardia protegiéndolos, y Dios había
prometido a su pueblo que él los sacaría adelante.

Amado santo, si usted es un hijo
de Dios comprado con la sangre, él ha puesto un ángel guerrero entre usted y el
diablo. Y él le manda a usted, de igual manera que lo hizo con Israel, “No
temas. Está firme. Cree en mi salvación.” Satanás puede que venga contra usted
vociferando amenazas malvadas. Pero en ningún momento durante esa noche oscura y
tormentosa, podrá el enemigo destruirlo.

“Moisés extendió su mano sobre el
mar, e hizo Jehová que el mar se retirara por medio de un viento recio oriental
que sopló toda aquella noche” (Éxodo 14:21).
La tormenta de viento que Dios
envió fue tan poderosa, que comenzó a partir las olas del mar: “Un viento recio
oriental…Así se secó el mar y las aguas quedaron divididas”
(14:21).

La palabra Hebrea que se traduce
aquí como viento, significa “exhalar violento”. En otras palabras, Dios exhaló y
el agua se congeló en paredes. El campamento de carpas de Israel debió de
haberse sacudido ferozmente cuando esos torrentes soplaron a través del
campamento. ¿Por qué permitió Dios que Israel pasara toda una noche tormentosa,
cuando él bien pudo haber hablado una simple palabra y calmado los
elementos?

Qué tormenta debió de haber sido.
Y qué tiempo aterrorizante para Israel. Yo le pregunto a usted, ¿qué estaba Dios
haciendo aquí? ¿Por qué Dios permitió que esa terrible tormenta continuara toda
la noche? ¿Por qué no le dijo a Moisés que tocase las aguas con su manto, y que
partiera las olas sobrenaturalmente? ¿Qué razón tendría Dios en permitir que esa
terrible noche aconteciera?

Había sólo una razón: El Señor

estaba haciendo adoradores. Dios estaba trabajando todo el tiempo, usando esa

tormenta terrible para hacer un camino para que su pueblo saliera de la crisis.

Pero los Israelitas no podían ver esto en ese momento. Muchos estaban escondidos

en sus carpas, pero aquellos que salieron afuera presenciaron un espectáculo

glorioso de luces. Ellos también contemplaron la gloriosa vista de las olas

montándose, y las poderosas paredes de agua levantándose para formar una senda

seca que atravesaba el mar. Cuando las personas vieron esto, ellos debieron de

haber gritado, “Miren, Dios ha usado el viento para hacer un camino para
nosotros.
 “¡Alabado sea el Señor!”

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