viernes, noviembre 04, 2011

¡La Casa Vacia !

Mateo 12:43-45 - Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. 44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. 45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación. 
Aquí Jesús estaba describiendo la condición espiritual del pueblo en ese entonces; en unos versículos anteriores Él la había descrito como una generación “mala y adultera” (Mateo 12:39); y ahora nuevamente les llama una “generación mala.”  Si nos ponemos a pensar en este asunto, creo que todos aquí estaremos de acuerdo cuando digo que nuestra generación no es muy diferente a la que existía en ese entonces.  Mirando a nuestro alrededor, sin mirar muy de cerca,  podemos ver que existen numerosas personas de malos sentimientos, existen numerosas personas que no hacen el bien, sino que aparentemente toman placer haciendo el mal.  Esto es, en toda ocasión, la verdad para todos aquellos que no conocen a Jesús, pero desdichadamente también existen creyentes que actúan de la misma manera. 
Existen muchos creyentes que se dejan dominar por los impulsos de la carne, que se dejan dominar por emociones, que se dejan dominar por gustos o placeres pasajeros.  Unos les llaman tentaciones que no pueden resistir; otros les llaman piedras de tropiezos; otros les llaman resbalar; pero no importa como le llames, la realidad es que si somos dominados por esas cosas, entonces estamos atados y sirviendo de esclavos al dios de este mundo (2 Corintios 4:4.)  Mirando alrededor veo esa pregunta que todos me quieren hacer, ¿pastor, puede un demonio influenciar a un creyente?  La respuesta es si.  La realidad del caso es que el hombre es susceptible a los espíritus; el hombre fue diseñado para servirle de casa al Espíritu Santo (1 Corintios 6:19.)  Como hemos discutidos en otras ocasiones el hombre es quien tiene la decisión final.  Dios no nos forzara a hacer las cosas, nosotros somos los que tenemos que decidir, nosotros somos los que tenemos que escoger (Josué 24:15.)  Cuando hacemos la decisión de servir a Dios, cuando escogemos permitir que Él sea nuestro Rey y Salvador, en ese mismo momento nosotros recibimos liberación.  No existe espíritu inmundo, demonio, o diablo que pueda estar en la presencia de Jesús (Mateo 4:10.) 
Muchas personas piensan que para ser liberados hay que hacer un ritual especial, que para obtener liberación se tienen que hacer cosas extravagantes o elaboradas, les digo en el día de hoy que esta manera de pensar también es una atadura.  Es una atadura a tradiciones y rituales del pasado, atadura a condiciones puestas e inventadas por el hombre.  La Palabra de Dios no nos habla de rituales y ceremonias, la Palabra de Dios no nos dice que Dios retendrá Su poder, todo lo contrario es verdad. La Palabra de Dios nos manda ha atar, reprender, y echar fuera demonios (Marcos 16:16-18;)  la Palabra de Dios nos da autoridad para que lo que hagamos no solo cuente aquí en la tierra sino en lugares que no vemos (Mateo 18:18;)  la Palabra de Dios nos dice claramente que no existe nada más poderoso que el nombre de Jesús (Filipenses 2:9; Hechos 4:12.)  Así que claramente vemos que no existe liberación en rituales y ceremonias, la liberación solo existe en Cristo Jesús.   
En ocasiones una atadura puede ser más difícil de reprender que otra, pero aun estas cosas Jesús nos dice como podemos obtener la victoria (Mateo 17:18-21.)  Prestemos atención a esto que leemos aquí cuando Jesús nos dice: “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.”  Aquí vemos que Jesús nos dice claramente que el espíritu inmundo huye de nosotros; el espíritu inmundo no puede compartir espacio con el Espíritu Santo (Juan 1:8; 8:12.)  Los espíritus inmundos huyen, pero el problema no esta en que huyan o no.  Una persona puede recibir liberación con simplemente escuchar una predicación por la radio; puede recibir liberación asistiendo a la iglesia; puede recibir liberación por medio de una alabanza; puede recibir liberación porque ha orado; puede recibir liberación porque se les ha impuesto las manos; existen numerosas maneras de hacer a los espíritus inmundos huir.  Pero, cuando hablamos de una liberación espiritual, cuando hablamos de hacer huir a esos demonios, ¿de qué estamos hablando?  Simple y claramente estamos hablando acerca de un cambio en nuestra manera de pensar, sentir, y vivir.  Estamos hablando acerca de un cambio en nuestro espíritu, un cambio en nuestros sentimientos.  Como les dije, para ser liberados solo tenemos que rendirnos a Cristo, solo tenemos que aceptarle como nuestro Rey y Salvador, y permitir que Él nos guié en todo momento, pero aquí es donde comienza el problema.  Aquí es donde encontramos el gran numero de creyentes que se encuentran atados, y pidiendo liberación.  Continuando con la lectura del día de hoy, vemos que el problema del creyente atado es revelado.   
Fíjense bien lo que dice la Palabra aquí: “Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.”  Aquí vemos que una ves que ese espíritu inmundo huye, el se va en busca de reposo.  Se va buscando una nueva residencia, pero cuando no encuentra una, regresa.  ¿De que residencia hablo?  Les hablo acerca de nuestro corazón; no les hablo del órgano humano que nos mantiene vivo, les hablo de nuestra manera de pensar y sentir.  Cuando aceptamos a Cristo y hacemos un compromiso genuino con Él, ya no somos lo que fuimos, en ese mismo momento Dios nos libero, pasamos a ser criaturas nuevas, renovadas, y redimidas ante los ojos de Dios (2 Corintios 5:17.)  Recibimos la liberación y los espíritus inmundos tuvieron que huir de delante de la presencia de Dios (Lucas 8:32-33;)  la casa ahora esta barrida y adornada, pero esto no quiere decir que el Espíritu Santo ahora hará morada en nosotros permanentemente. 
Te Contare un relato:
Resulta ser que había este hombre que era muy rico y tenia una casa muy lujosa, pero a las cuatro de la tarde venia el diablo y se la destruía.  Esto sucedía día tras día, y este hombre se encontraba grandemente angustiado.  Comentando lo que le sucedía con un amigo un día, este hombre escucho que había uno llamado Jesús, y que si el permitía que Jesús viviera en su casa, el diablo no podría destruírsela.  Este hombre entonces fue en busca de Jesús, lo halló, y le pidió que morara en su casa.  Jesús le acompaño, y cuando entraron, el hombre le dijo que podía quedarse en la habitación del tercer piso, y así lo hizo Jesús.  Al día siguiente, el diablo toco a la puerta, y cuando el hombre la abrió, el diablo se coló en la mansión y destruyo los primeros dos pisos, pero no toco el tercero.  Después de lo sucedido, el hombre le reclama a Jesús diciéndole que le había mentido, ya que el diablo había destruido su bella mansión aun Jesús estando dentro.  Claro que si le dijo Jesús, pero mira donde me tienes, me tienes en un tercer piso en la habitación de atrás, que podía hacer yo.  El hombre, muy molesto por lo acontecido, entonces le dijo a Jesús podía tomarse el segundo piso también, y así lo hizo Jesús.  Al próximo día, el diablo toca a la puerta nuevamente, y cuando el hombre la abrió, el diablo se coló y destruyo todo el primer piso.  Nuevamente el hombre muy molesto le reclama a Jesús, diciéndole que le había mentido, ya que el diablo había destruido la casa aun Jesús estando dentro.  Nuevamente Jesús le dijo, si, pero mira donde me tienes, me tienes en el segundo y tercer piso, que puedo hacer yo.  El hombre, muy molesto por lo acontecido, entonces le dijo que Jesús podía tomarse la mansión completa, y que hiciera lo que quisiera, y así lo hizo Jesús.  Al otro día el diablo toca a la puerta nuevamente, pero esta ves le abrió Jesús, a lo que el diablo inmediatamente dijo “perdón, me equivoque de casa.”  
Para concluir.  ¿En que condición se encuentra tu casa?  ¿Qué lugar le has dado a Dios en tu vida?  ¿Te sientes atado? ¿Te sientes influenciado?  ¿Crees ser esclavo del dios de este mundo?  Examina tu vida, reflexiona donde te encuentras, recuerda que Dios no te quiere atado, Dios te quiere libre.   Cristo te esta llamando en estos mismos momentos, Él esta cerca y desea entregarte la paz que tanto anhelas.  Cristo quiere hacer morada en ti (Apocalipsis 3:20.)  
No permitas que el demonio tome lugar alguno en tu corazón, no permitas que el demonio influencie de la manera que te sientes, piensas, y actúas; recibe hoy liberación.  Recuerda que la liberación no se recibe porque hagamos un rito; la liberación no se recibe porque se haga una ceremonia; la liberación solo se recibe cuando permitimos que Cristo Jesús reine en nuestras vidas.  ¿Quieres ser liberado? 
Dios Nos Bendiga