jueves, enero 23, 2014

¿QUÉ TAN BUENOS ARQUEROS SOMOS ?

He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud.
Salmos 127 : 3 y 4
Una herencia es semejante a un regalo. Los padres solemos afanarnos por dejar a los hijos algo que heredar, tal vez dinero, propiedades o algún bien valioso, lo que revela su amor.
Pues bien, la Biblia dice que los hijos son una herencia de Dios, un presente que él entrega con amor.
Si somos padres, ¿demuestran nuestros actos que consideramos a los hijos un regalo que nos ha encomendado el Creador del universo?
El ejemplo de Jesús encierra buenas lecciones para todos. ¿Cómo reaccionamos si los niños acuden a nosotros cuando estamos ocupados? ¿Reaccionamos como él? Los hijos necesitan, sobre todo de sus padres, lo que Jesús estuvo dispuesto a darles: tiempo y atención.
Es cierto que expresarles con palabras cuánto se les ama es importante; pero, como dice el refrán:
Obras son amores y no buenas razones.
El amor no solo se demuestra con lo que se dice, sino, más bien, con lo que se hace.
Se manifiesta dedicándoles tiempo, atención y cuidados a los pequeños.
Sin embargo, no siempre se producirán resultados palpables, o al menos, no tan rápido como se desearía. Por eso, hace falta paciencia, cualidad que podemos cultivar si imitamos la manera como Jesús trató a sus discípulos.
¿Es apropiado demostrar cariño abrazando a los hijos?
De nuevo, Jesús responde con su ejemplo.
La Biblia dice que “tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos”
(Marcos 10:16).
¿Cómo reaccionaron los pequeños? Seguramente, se sintieron a gusto y atraídos a Jesús. Si existen verdaderos lazos de amor y cariño entre padres e hijos, los jóvenes responderán mejor a la disciplina e instrucción.

¡¡Como Saetas en manos del Valiente ,asi son los hijos "
Cristo fue la primera flecha del Padre, concebida por el Espíritu Santo, ungida por Dios para dar buenas nuevas, para predicar el año agradable del Señor.
Luego nosotros, en las manos del Valiente –hijos en el Hijo– tenemos la misma unción del Santo, preparados en el Morral de Flechas del Padre para dar un blanco certero, para ser enviados a donde el Padre ha puesto su mirada.
¿Esta nuestro Morral , con las flechas , Preparadas, nuestra mirada hacia el lugar
qué las lanzaremos ?
¿Hacia El Soberano Blanco ?
Recordemos qué las Flechas representan a nuestros hijos, y tu y yo somos los Arqueros.
Dios Nos Bendiga