jueves, marzo 03, 2016

¡¡DELEITEMONOS, MEDITEMOS ,Y VEREMOS EL FRUTO !!

“Bienaventurado el varón… que se deleita en la ley de Jehová, y en ella medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace prosperará”
Salmos 1:1-3.
El término bienaventurado hace referencia a una persona llena de gozo y alegría por cuanto su camino y obra cuentan con la bendición y aprobación de Dios. Es el resultado de aquel que camina en la verdadera prosperidad, pero
¿Cuál es la prosperidad que viene de Dios?
Veamos esto a la luz del texto de hoy.
En primer lugar nos describe a alguien que se “deleita” en la ley de Dios. Con frecuencia nos podemos deleitar en muchas cosas no siendo una de ellas la ley del Señor.
Quizá practicando algún deporte, invirtiendo horas en nuestro hobby o viendo películas continuamente, y tal vez veamos la lectura y estudio de la Biblia como una obligación o tarea que sencillamente debemos hacer como cristianos, pero no se deleita o disfruta ese privilegio.
Creo que el siguiente párrafo nos ayuda en esto.
En segundo lugar nos dice que ésta persona “Medita” en la ley del Señor de día y de noche.
La palabra “Meditar” va mucho más allá de una lectura, hablamos de una profundidad con el corazón, y esto sólo es posible cuando podemos estudiar la Biblia con Aquel que la inspiró,
El Espíritu Santo de Dios.
Él es nuestro Consolador, y uno de los significados de consolador es:
Uno que está al lado de.........
Por tanto él quiere hacernos compañía y ayudarnos, además mora en nosotros para enseñarnos. Así como Jesús fue el maestro de los doce, El Espíritu de Dios quiere instruirnos,
permitamos que él sea nuestro Maestro en cada uno de esos momentos cuando abrimos la ley de Dios para leerla, y él nos enseñará a meditarla y entonces empezaremos a deleitarnos en ella, pues el Espíritu nos enseñará “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó”.
En tercer lugar nos describe la Biblia los resultados de alguien que ama y sigue el consejo de la Palabra de Dios.
Cuando empezamos a llenarnos de Su palabra y ésta nutre nuestra vida espiritual, vemos cómo nuestras decisiones son iluminadas por el consejo del Señor y por tanto caminaremos en Su voluntad cosechando las bendiciones propias de la obediencia.
Es interesante considerar la manera en que un árbol se beneficia al vivir junto a un río. Será fructífero, permanente y próspero. De ésta manera se relaciona la vida de aquella persona que ama la palabra de Dios y se deleita en ella, será una vida que llevará buen y abundante fruto para Dios, permanecerá aun ante la adversidad y oposición, y la prosperidad o bendición del Señor le seguirán en todos sus caminos.
Reflexión final: Dios desea bendecir con la abundancia del cielo a sus hijos. Hoy nos recuerda que para esto es vital deleitarnos en Su palabra y permitir que Su poder transformador trabaje día a día en cada uno de nuestros corazones.