lunes, septiembre 05, 2011

¿ESTAMOS ,CUIDANDO NUESTRA PRIMOGENITURA ?

 Reconocer la insensatez del descuido de Esaú por su herencia y apreciar nuestra herencia cristiana.
Genesis 25 :29 al 34

Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado,
 dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom.
 Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura.
 Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?
 Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.
 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.
¿Ha investigado alguna vez su genealogía? ¿Qué aprendió respecto a su familia? ¿Hubo alguna sorpresa? ¿Un bisabuelo que se perdió en la fiebre del oro, una familia de doce hijos, inmigrantes que se enfrentaron a lo desconocido? Tal vez encuentre evidencia de abuelas cristianas que oraron por usted antes que usted naciera.
La herencia de nuestros familiares va mucho más allá de lo físico. Pudiéramos sorprendernos al ver cuánto nos parecemos a algunos de nuestros antepasados en nuestros valores. Pero como creyentes tenemos que asegurarnos de la herencia más valiosa: que un profundo amor a Dios se transmita a nuestros familiares y amigos.
Es probable que usted sólo pueda conocer a sus antecesores de las últimas generaciones. Pero usted tiene otra familia, la que lo relaciona a usted, mediante la sangre de Cristo, con todo el pueblo de Dios a través de los siglos.

La diferencia entre los dos muchachos se hizo pronto evidente (Génesis 25:27,28). Esaú era hombre de "campo", indisciplinado y que vivía sólo para la emoción del momento. Por otra parte, Jacob era considerado y cuidadoso. Se hace también patente esa diferencia en el valor que le dieron a las cosas importantes de la vida.
Jacob "guisó un potaje" (v. 29) que era rojo (v. 30), hecho de lentejas (v. 34). Esaú llegó cansado y hambriento de la cacería, y satisfacer sus deseos físicos urgentes era más importante que el derecho de primogenitura que recibiría cuando muriera su padre. Atendiendo a su apetito físico y sin calcular la astucia de su hermano, Esaú pidió un poco del potaje de Jacob. Los versículos 31 y 32 muestran lo que Jacob y Esaú valoraban más. Jacob vio una oportunidad cuando las defensas de su hermano estaban bajas, y le pidió lo más valioso que tenía Esaú: sus derechos como primogénito. En el caso de Jacob y de Esaú, los derechos incluían las promesas del Mesías y la bendición que Dios le había dado a Abraham. Esaú, por otra parte, vivía para el momento. Como andaba siempre en busca del placer, siempre estaba en peligro su vida. ¿De qué le valdría el derecho de primogenitura si se moría? De buena gana dio su primogenitura a Jacob por un plato de lentejas.


A Jacob no lo obligó a obedecer una madre dominante. Fue un activo participante. Tuvo varias oportunidades de arrepentirse de su engaño, pero persistió. Le mintió a Isaac no menos de cinco veces sólo en el versículo 19. ¡Lo peor del caso es que en el versículo 20 puso a Dios de testigo de su falta de honradez! El disfraz provisto por Rebeca resultó persuasivo, tal vez ayudado por el olor de la sabrosa carne. La mentira de Jacob pasó la prueba. Isaac aceptó la carne. Como Isaac había convertido la bendición de Dios en un trato por alimento, la aceptación de la comida era la implícita aceptación del que la llevaba
Después de estudiar el engaño de Jacob, es fácil sentir lástima de Esaú. Pero recuerde que ya Esaú había sido indiferente con su primogenitura. La cambió por comida.
Hebreos 12:15-17 presenta el juicio de Dios contra Esaú. Este pasaje pone a Esaú como ejemplo de alguien que cayó de la gracia. Habiéndola perdido, nunca la recuperaría. El versículo 15 nos advierte que cuidemos de que nadie caiga de la gracia de Dios de igual manera. El versículo no está dirigido a una persona. Está dirigido a la iglesia.

¿Por qué debemos asegurarnos de que los demás valoren y; su propia herencia?

El versículo 17 alude a Génesis 27:34-40. Cuando Esaú le dio valor a la bendición, ya no estaba a su alcance. Esaú rechazó la gracia de Dios; Dios rechazó a Esaú. "No hubo oportunidad para el arrepentimiento" significa que ya Isaac no podía cambiar de idea. Se había dado la bendición.

 Dios Nos Bendiga
Como cristianos, somos herederos de la vida eterna. Esa es la herencia que debemos valorar más que los bienes terrenales, más que el trabajo, más que cualquier otra cosa. Pero no podemos obtener esa herencia con nuestros propios esfuerzos y buenas obras. Sólo hay una forma de poder recibirla: aceptando a Jesucristo como nuestro Salvador.

Las cosas que nos motivan revelan nuestros valores. Si ganar dinero u obtener bienes materiales son valores primordiales en nuestra vida, invertiremos nuestro tiempo y energía buscando eso, aun con exclusión de nuestra relación con los demás.
Si le damos al placer más valor que al trabajo o que a los demás, se hará patente en la forma que invertimos nuestro tiempo libre. Pero si valoramos nuestra relación con Cristo, haremos las cosas que fortalezcan esa relación.
El versículo 34 da la moraleja de la historia: "Así menospreció Esaú la primogenitura." Era el propósito de Dios bendecir a Jacob, y lo hubiera hecho sin el engaño de Jacob. Pero Esaú no valoró su primogenitura debido a que era esclavo de sus instintos físicos.
¿Cómo indican nuestros deseos los valores que tenemos?

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